Otra forma de ver el mundo es posible
18-02-2020
El 18 de febrero es el Día Internacional del Síndrome de Asperger, porque en ese día nació Hans Asperger, el psiquiatra austriaco que describió por primera vez este trastorno en 1944 y, a pesar de ello, sigue siendo básicamente desconocido.
El Asperger es un trastorno del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información y que afecta principalmente a dos aspectos de las personas. El primero, la comunicación social: desde cómo nos relacionamos con otras personas hasta qué fórmulas utilizamos para hacerlo (la lectura entre líneas o el entendimiento de las sutilezas sociales). El segundo está relacionado con la flexibilidad del pensamiento y el comportamiento, y se manifiesta en patrones repetitivos, rigidez en la conducta, dificultad para afrontar cambios e incluso obsesión sobre aspectos muy concretos.
No es una enfermedad
Se trata de un trastorno del espectro autista, no es una enfermedad como muchos creen. "No es una enfermedad ni una discapacidad intelectual. Al contrario, el funcionamiento cognitivo está en la media o por encima de ella", explica Ruth Vidriales, directora técnica de la Confederación Autismo España, quien subraya que, por todo ello, estas personas pasan, a menudo, desapercibidas para la sociedad. Tampoco tiene rasgos físicos que lo distingan. "Se les puede ver como personas distintas, pero no se sabe explicar por qué. Y se les llega a juzgar como egoístas o poco empáticas", añade la especialista.
Los conocemos de la TV
Las personas con este trastorno son más felices con rutinas y un ambiente estructurado, cuando encuentran dificultad en decidir qué hacer caen en sus actividades preferidas. Aman la alabanza, ganar y ser primeros pero el fracaso, la imperfección y la crítica les resulta difícil de sobrellevar. El mal comportamiento proviene a menudo de la inhabilidad para comunicar sus frustraciones y ansiedades. Necesitan amor, dulzura, cuidado, paciencia y comprensión. Dentro de este marco realizan grandes progresos.
¿Esta descripción te recuerda a un personaje de la tele? ¡Exacto! Estas pensando en Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory. O tal vez en Doctor House, Temperance "Bones" Brennan, o Brick Heck, de The Middle. Todos estos personajes tienen rasgos que son llevados un poco al extremo. Es cierto que ellos interpretan lo más característico del trastorno, sin embargo se comportan de manera más cliché.
¿Genios?
Sus cerebros funcionan de forma distinta y eso hace que, en algunos casos, se produzcan modos diferentes de entender la realidad", cuenta Vidriales. Lo demostraron, en 2015, cuatro investigadores británicos en un estudio que buscaba relacionar autismo y pensamiento divergente: sus conclusiones reflejan cómo personas con rasgos autistas destacan por presentar ideas "inusualmente creativas". Ese punto de vista original puede dar la sensación de que son personas que aportan soluciones como solo lo pueden hacer los genios. Y, aunque a veces ocurra, no es la norma. "La realidad es que la creatividad es una de las grandes limitaciones que suele aparecer en el autismo: les cuesta mucho imaginar", destaca Ricardo Canal, profesor de la Universidad de Salamanca y director de su Centro de Atención Integral al Autismo. Eso sí, matiza que algunas personas con Asperger pueden desarrollar actividades imaginativas en el contexto de sus intereses específicos.
Greta Thunberg lo dice fuerte y claro: "Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Y, dadas las circunstancias adecuadas, ser diferente es un superpoder". Hoy queremos dar a conocer de lo que se trata esto y normalizarlo. Hay mucho que podemos aprender de las personas con Asperger, tal vez a mirar el mundo de una forma diferente. Al final, ¿quién no se considera un poco "diferente"?
El Asperger es un trastorno del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información y que afecta principalmente a dos aspectos de las personas. El primero, la comunicación social: desde cómo nos relacionamos con otras personas hasta qué fórmulas utilizamos para hacerlo (la lectura entre líneas o el entendimiento de las sutilezas sociales). El segundo está relacionado con la flexibilidad del pensamiento y el comportamiento, y se manifiesta en patrones repetitivos, rigidez en la conducta, dificultad para afrontar cambios e incluso obsesión sobre aspectos muy concretos.
No es una enfermedad
Se trata de un trastorno del espectro autista, no es una enfermedad como muchos creen. "No es una enfermedad ni una discapacidad intelectual. Al contrario, el funcionamiento cognitivo está en la media o por encima de ella", explica Ruth Vidriales, directora técnica de la Confederación Autismo España, quien subraya que, por todo ello, estas personas pasan, a menudo, desapercibidas para la sociedad. Tampoco tiene rasgos físicos que lo distingan. "Se les puede ver como personas distintas, pero no se sabe explicar por qué. Y se les llega a juzgar como egoístas o poco empáticas", añade la especialista.
Los conocemos de la TV
Las personas con este trastorno son más felices con rutinas y un ambiente estructurado, cuando encuentran dificultad en decidir qué hacer caen en sus actividades preferidas. Aman la alabanza, ganar y ser primeros pero el fracaso, la imperfección y la crítica les resulta difícil de sobrellevar. El mal comportamiento proviene a menudo de la inhabilidad para comunicar sus frustraciones y ansiedades. Necesitan amor, dulzura, cuidado, paciencia y comprensión. Dentro de este marco realizan grandes progresos.
¿Esta descripción te recuerda a un personaje de la tele? ¡Exacto! Estas pensando en Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory. O tal vez en Doctor House, Temperance "Bones" Brennan, o Brick Heck, de The Middle. Todos estos personajes tienen rasgos que son llevados un poco al extremo. Es cierto que ellos interpretan lo más característico del trastorno, sin embargo se comportan de manera más cliché.
¿Genios?
Sus cerebros funcionan de forma distinta y eso hace que, en algunos casos, se produzcan modos diferentes de entender la realidad", cuenta Vidriales. Lo demostraron, en 2015, cuatro investigadores británicos en un estudio que buscaba relacionar autismo y pensamiento divergente: sus conclusiones reflejan cómo personas con rasgos autistas destacan por presentar ideas "inusualmente creativas". Ese punto de vista original puede dar la sensación de que son personas que aportan soluciones como solo lo pueden hacer los genios. Y, aunque a veces ocurra, no es la norma. "La realidad es que la creatividad es una de las grandes limitaciones que suele aparecer en el autismo: les cuesta mucho imaginar", destaca Ricardo Canal, profesor de la Universidad de Salamanca y director de su Centro de Atención Integral al Autismo. Eso sí, matiza que algunas personas con Asperger pueden desarrollar actividades imaginativas en el contexto de sus intereses específicos.
Greta Thunberg lo dice fuerte y claro: "Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Y, dadas las circunstancias adecuadas, ser diferente es un superpoder". Hoy queremos dar a conocer de lo que se trata esto y normalizarlo. Hay mucho que podemos aprender de las personas con Asperger, tal vez a mirar el mundo de una forma diferente. Al final, ¿quién no se considera un poco "diferente"?